Formando parte do programa de Rede de Centros Solidarios e en colaboración co programa da biblioteca do centro que xestiona o profesor Xiao Somoza, as lecturas da hora de ler de 2º de ESO estiveron relacionadas nesta primeira etapa do trimestre co tema que nos ocupa: o maltrato animal e a defensa do hábitat natural das especies que conviven co ser humano. Por todo esto leuse o libro da autora Jean C. George titulado " Julie y los lobos" baseado nos seus estudos sobre os lobos da tundra no Centro de Investigacións Árticas de Barrow, Alaska. Este libro obtivo a medalla Newbery en 1973 e inspirou a película rodada nestes escenarios naturais.
Tamén se fixo un pequeno traballo de procura de información sobre as especies animais que aparecen no libro e un visionado dun documental sobre Alaska ( "Alaska espíritu salvaje" ).
Jean C. George
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Otra das lecturas realizadas foron varios contos de Horacio Quiroga do libro "Cuentos de la Selva" e a posterior procura de información sobre as especies animais e vexetais que das que se fala no mesmo, así como a localización nun mapa dos lugares nomeados no libra. Os alumnos escribiron contos nos que as personaxes son os animais que aparecen nas diferentes historias.
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EL TATÚ HAMBRIENTO Iria Doval Rial Había una vez un pequeño tatú que tenía mucha hambre. En una ocasión vio un maracuyá en un árbol, pero no podía alcanzarlo. De repente vio a un coatí allí cerca: -Señor Coatí, ¿puede pasarme ese maracuyá que tengo mucha hambre? - Sí, pero antes dile a la yarará que no me pique, de lo contrario moriré El pequeño tatú fue a junto de la serpiente: - Señora Yarará, ¿puede no picarle al coatí para que me pase la fruta que tengo mucha hambre? - Si antes me traes muerta a la mangosta que mató a mi hermana El tatú fue a junto de la mangosta: - Señora Mangosta, ¿puede morir para que la yarará no pique al coatí y éste me dé el maracuyá? - Sí, pero tiene que matarme el yacaré, al que prometí algo que luego no cumplí El tatú fue a junto del yacaré: - Señor Yacaré, ¿puede matar a la mangosta para llevársela a la yarará para que no pique al coatí para que éste me dé el maracuyá? - Sí, pero tienes que decirle al surubí que se deje comer por mí y así poder saciar mi hambre El pequeño tatú habló con el surubí: - Señor Surubí, ¿puede dejarse comer por el yacaré para que por fin yo pueda comer? El surubí aceptó y, cuando por fin el coatí le dio la fruta al pequeño y hambriento tatú, éste descubrió que el maracuyá estaba verde.
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