Intervención en las dificultades de cálculo
Es muy común encontrar alumnado con dificultades para el cálculo numérico en todos los cursos de la educación primaria. Si estas dificultades no son demasiado grandes, el profesorado tutor, dependiendo de la organización de su aula, ofrecerá un refuerzo a este alumnado, ya sea prestando más ayuda para resolver las tareas, proporcionando práctica extra para el domicilio, etc. Cuando estas dificultades suponen una gran diferencia con los estándares de aprendizaje que se esperan para el curso en el que el alumnado está matriculado, la estrategia más habitual es un programa de intervención basado en la actuación del profesorado de pedagogía terapeutica. Con cierta frecuencia, esta intervención se realiza fuera del aula ordinaria, y consiste principalemnte en la realización de ejercicios de cálculo extraídos directamente del material de los cursos anteriores.
Este enfoque resulta a veces contraproducente, ya que el alumnado que recibe apoyos fuera del grupo ordinario habitualmente acaba por desengancharse totalmente de los aprendizajes que corresponderían a su edad. Esto, además de forzar una situación a largo plazo de suspensos o de adaptaciones curriculares significativas, supone con mucha frecuencia una situación de autoestima muy baja. En consecuencia, renunciamos al objectivo que nunca de debería olvidar, de mantener la posibilidad de que finalmente pueda realizar los aprendizajes correspondientes a su edad.
Una propuesta inclusiva
¿Sería posible un programa de intervención que permitiese por una parte reforzar los aprendizajes no adquiridos sin perder la referencia del aula ordinaria?
Desde luego que es posible. La propuesta que describo a continuación tiene su base en el diseño universal de aprendizaje. Consiste en conocer las necesidades de cada una de nuestras alumnas y alumnos y proporcionar actividades de aula que permitan a cada uno progresar en función de su punto de partida y su potencial. Es importante que esto es necesario para cada alumna y alumno, no sólo para aquellos para los que existe un informe de necesidad específica de apoyo educativo. Y tanto para el que tiene un ritmo lento como para el que tiene un ritmo más rápido que el esperado.
El cálculo matemático es una destreza que se puede entrenar como cualquier otra. Cuanto más entrenamiento, más mejora. Existe el problema de que para que una persona se entrene lo máximo posible es necesaria la motivación, y el entorno escolar no es demasiado motivador para la mayor parte del alumnado. Especialmente para el alumnado con dificultades. A continuación describiré varios ejemplos de cómo se puede entrenar el cálculo matemático mediante actividades motivadores que el alumnado pueda realizar tanto en las clases como en sus domicilios. El objetivo es conseguir que el alumnado quiera hacer estas actividades más allá de los momentos en los que se siente obligado, y que su motivación provenga de la sensación de éxito, que a su vez puede lograr una mejora de la autoestima, creando un círculo virtuoso.
Ejemplos
El primero está destinado al alumnado de primer curso de primaria. Un juego de mesa con dos dados en el que haya que resolver alguna operación matemática para avanzar. Lo ideal es crear estt juego con los personajes y la temática que más gusten al niño o ala niña. Mediante el juego creamos una situación en la que va a practicar un gran número de operaciones en poco tiempo. En ciertos casos más que en las clásicas fichas de aula. Podemos hacer, dependiendo de las dificultades, que tengan que restar, sumar, multiplicar, identificar la decena... Organizando la clase en rincones de aprendizaje, puede estar una parte del alumnado en este juego mientras que otra parte está realizando una actividad más compleja.
Con la misma idea podemos crear actividades interactivas, como la que se ofrece a continuación, realizada con Scracth, para practicar las multiplicaciones.
Un segundo ejemplo, dentro de los juegos de mesa, se encuentra en el video de abajo, En el juego hay que realizar divisiones. Sería muy útil para alumnado de tercero o cuarto curso.
Para alumnado de cursos más avanzados resultan muy motivadores los juegos de rol. Podemos crear un juego en el que cada alumna o alumno tiene su personaje. El maestro crea situaciones en las que tiene que tomar decisiones para las cuales sea necesario resolver problemas matemáticos. Por ejemplo, el personaje necesita encontrar los ladrillos necesarios para levantar un muro de 35 metros cuadrados de área. Completar las misiones otorga puntos de experiencia al personaje. Estos puntos pueden proporcionar poderes, o cualquier elemento que tenga sentido en la temática de su interés. Los personajes pueden ser extraídos de sus series o películas favoritas.
Se podrían ofrecer muchos más ejemplos, pero no pretendo que el profesorado interesado copie actividades sin más. El propósito es observar a nuestro alumnado, detectar las necesidades y crear las experiencias de aprendizaje correspondientes a esas necesidades. No debemos esperar a evaluaciones "oficiales" o apoyos externos que pueden llegar o no. Evidentemente, trabajar así supone huir de las comodidades de la metodología "clínica" habitual, en la que el aquel alumnado que no funciana con las condiciones de aula que el profesorado decide, debe ser diagnosticado y tratado.