Arredor da onomástica de Teresa de Xesús, celébrase desde 2016 esta festa das Letras, para reivindicar o papel das mulleres na literatura, facer visible o seu traballo e combater a discriminación sufrida ao longo da historia, cando nin sequera aparecían nos manuais.
A iniciativa partiu da Biblioteca Nacional de España, a Asociación Clásicas y Modernas e mais a Federación Española de Mulleres Directivas, Executivas, Profesionais e Empresarias.
Arestora a situación comeza a cambiar pois coñécese e valórase a creación das mulleres. Abonde con citarmos, no ámbito español, a concesión nestes últimos anos, do premio Nacional de Poesía, por exemplo, a Pilar Pallarés, Olga Novo, Yolanda Castaño ou, estas últimas datas, a Chus Pato. E a nivel mundial, aínda resoa a noticia da concesión do Premio Nobel de Literatura 2024 á surcoreana Han Kang (1970).
O Día das Escritoras celébrase o luns máis próximo ao 15 de outubro. Así que toca celebrar este luns 14 de outubro as escritoras.
O IES San Paio de Tui comparte para este día coas bibliotecas integradas no PLAMBE, coma a nosa, unha escolma de textos relacionados coa muller rural. Velaquí o enlace:
https://www.edu.xunta.gal/centros/iessanpaio/taxonomy/term/676
Boa lectura de escritoras!!
As Letras galegas veñen sendo recoñecidas como merecen nos últimos tempos. Abonda recordarmos que desde 2019 é Chus Pato a cuarta muller galega que obtén o Premio Nacional de Poesía, collendo o relevo de Iolanda Castaño (polo libro Materia); no 2019 fora Pilar Pallarés (por Tempo fósil) e o ano seguinte, Olga Novo (por Feliz idade). Mais non só iso: tamén no ámbito da narrativa foron premiados recentemente Marilar Aleixandre por As malas mulleres e Xesús Fraga por Virtudes (e misterios), entre outros. Por certo, que estes dous últimos títulos foron obxecto de atención no noso Club de Lectura "A pé de obra", nalgún caso mesmo antes de seren premiadas as obras!
A ourensá Chus Pato recibe o Premio Nacional de Poesía polo seu libro Sonora, un poemario experimental no que dialoga coa morte, publicado neste ano pola editorial Xerais e presentado o pasado mes de febreiro en Lugo. É un título que se engade a unha longa traxectoria de títulos como A ponte das poldras (único do que dispoñemos polo momento na nosa biblioteca, pero poñeremos remedio axiña!).
As Letras galegas están de festa. Festexémolas lendo!
Julio Cortázar
Aplastamiento de las gotas
Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
[Historias de cronopios y de famas]
O pasado martes 25 de outubro contra o mediodía fomos gratamente sorprendidos pola noticia de que a profesora, investigadora, académica, escritora... Marilar Aleixandre recibía este galardón.
A alegría ten que ser grande entre nós xa que se trata dunha persoa que estivo -e segue a estar- moi vinculada co noso instituto. Nel exerceu a docencia durante ben de anos e foi, entre outras moitas cousas, a directora que promoveu que o centro leve o nome de Castelao.
Entre a súa produción narrativa, escrita toda en galego (que non é a súa lingua materna, pois ela é madrileña de nacemento e alí viviu e estudou) hai mostras concretas do seu paso polo instituto do Calvario (A cabeza de Medusa).
E, curiosamente, As malas mulleres, a novela pola que recibe este premio, foi a escollida para inaugurar o noso Club de lectura de adultos. O 21 de febreiro deste ano visitounos e puidemos parolar con ela que, gustosamente, nos falou da xénese da novela, de como a concibiu e se documentou para ela durante o confinamento e intercambiamos opinións entre todos os presentes nesa sesión. Comprobádeo na entrada do noso Club de Lectura!
Sin duda una de las más importantes labores del mundo es la de la traducción
Actualizado:11 SEPT 2022 - 19:59 CEST
Esta es la última columna que Javier Marías escribió para EL PAÍS, un homenaje a los traductores. El novelista la había dejado escrita en julio para ser publicada a la vuelta de su habitual parón de agosto. Este septiembre, su estado de salud impidió que volviera a su cita semanal con los lectores en ‘El País Semanal’. Esperábamos poder iniciar la nueva temporada con esta columna cuando se recuperase, pero tras la muerte del escritor este domingo, se convierte en la última entrega de ‘La zona fantasma’, la número 939 desde que Javier Marías comenzó a escribir en el diario en febrero de 2003.
Si hay una actividad que echo de menos, esa es la traducción. La abandoné hace ya décadas, con pequeñas excepciones (un poema, un cuento, las citas de autores ingleses y franceses que aparecen en mis novelas), y nada me impediría regresar a ella, salvo mis propios libros y lo mal pagada que sigue estando esa labor esencial, sin duda una de las más importantes del mundo, no sólo para la literatura; también para las noticias que llegan, los descuidados subtítulos de películas y series, el bastardo doblaje de hoy, los avances médicos, las investigaciones científicas, las conversaciones entre los gobernantes… Pero la que yo añoro es la literaria, a la que dediqué casi todos mis esfuerzos. Siempre he sostenido que se parece tantísimo a la escritura que es agotador compaginarlas. La “única” diferencia es la presencia de un texto original al que uno ha de ser fiel —pero no esclavo de él—. Ese original ofrece inconvenientes y ventajas. Entre los primeros, que uno nunca es muy libre —pero sí bastante— porque debe reproducir lo mejor posible, en su lengua, lo que en las suyas escribieron Conrad o James, Proust o Flaubert, Bernhard o Rilke; es decir, uno no puede inventar. En una novela sí, de la primera a la última línea, hasta el punto de que a veces uno no sabe cómo continuar, y es entonces cuando desearía disponer de un original que lo guiara y le dictara siempre lo que le toca poner. El texto original, como la partitura musical, está ahí y es inamovible, aunque tanto el traductor como el pianista tengan amplio margen de elección. La dicción, la preferencia por un vocablo o su descarte, el tempo, el ritmo, las pausas, son responsabilidad de ellos. Y pueden destrozar una obra maestra, eso también.
A menudo recuerdo, a la vez con sudores fríos y enorme placer, mis meses o años empleados en traducir los tres textos más difíciles de mi vida: El espejo del mar, escrito en el fantástico pero extraño inglés de un polaco; Tristram Shandy, obra monumental del siglo XVIII no menos laberíntica que el sobadísimo Ulysses de Joyce; La religión de un médico y El enterramiento en urnas, de Sir Thomas Browne, sabio inglés del XVII con una prosa tan majestuosa como sublime como alambicada, que suscitó la admiración incondicional de Borges y Bioy. Ante ella me rendí: no me sentía capaz de proseguir. Al cabo de unos meses, pensé que era una lástima que los lectores de lengua española se quedaran sin conocerla y, con renovado brío, reanudé y concluí la tarea. ¿Por qué me importaba tanto el conocimiento de esos lectores, que en ningún caso iban a ser cuantiosos? Ni yo lo sé. Sencillamente juzgué que esa maravilla merecía existir en mi idioma, aunque fuera para disfrute y provecho de unos pocos curiosos.
Algunos traductores no viven de la traducción —los que sí, pobres, se ven obligados a empalmar trabajos malos, regulares y buenos, y a acabarlos todos a gran velocidad—. Los primeros poseen un superfluo y desinteresado sentido del deber para con sus compatriotas. Si pensamos en la primera traducción del Quijote, del dublinés Thomas Shelton y de 1612, sólo siete años después de su publicación en español, ¿qué tuvo que impulsar a aquel hombre para embarcarse en una novela española, larga y nada fácil, de un completo desconocido? Lo ignoro, pero cabe imaginar que Shelton fue tan generoso como para no querer privar a los demás irlandeses ni a los ingleses del placer que él habría experimentado durante su lectura en castellano. Si alguna vez fue adecuada la expresión “trabajar por amor al arte”, es para la labor de esos traductores. Al fin y al cabo, un escritor alberga la esperanza, por remota que sea, de vender mucho y triunfar. Al traductor nunca lo aguardan tales glorias, y aún hoy bastantes editoriales se permiten no poner su nombre en la cubierta, como si Ali Smith o Zadie Smith no hubieran necesitado de un concurso. Y si hablamos de emolumentos, es para echarse a llorar. ¿Cómo va a pagarse igual una versión de Dickens que una del enésimo chisgarabís americano actual? Y sin embargo así sucede. Hay editores que se han hecho de oro merced al trabajo de un traductor, al que retribuyeron con una rácana tarifa por página y se acabó, mientras el título en cuestión vendía cientos de miles de ejemplares en español.
No sé, sí: también una hija puede cuidar a su madre por el amor que le profesa, pero eso no obsta para que su ímproba dedicación se vea remunerada, sólo sea para que no se muera de hambre mientras renuncia a ganarse el sustento con un empleo. Desde ese punto de vista no puedo sentir nostalgia de mis años de traductor. Me ha ido mucho mejor con mis novelas. He gozado de una inmensa suerte que poco tiene que ver con el mérito ni con el talento. Y aun así, aun así… Recuerdo cómo me satisfacía y emocionaba “reescribir” en mi lengua un texto mejor que ninguno que yo pudiera alumbrar, como fue el caso de mis tres traducciones mencionadas. Leer, corregir y releer cada página y pensar (siempre sujeto a equivocación, uno es mal juez de lo que hace): “Sí, sí, así lo habrían escrito Conrad, Sterne o Browne de haberse expresado en español”.
Comezamos este curso 2022/2023 coa triste nova do falecemento de Javier Marías, con tan só 70 anos.
Novelista, editor, tradutor e articulista, deixa un longo ronsel de obras: dezaseis novelas e case mil artigos periodísticos, entre outros traballos, nos que ás veces con moito humor criticou a vida española en distintos ámbitos. Creou o seu propio Reino (Redonda) para dar cabida ás súas inquedanzas literarias e ao longo de cincuenta anos sempre se mantivo fiel a un estilo característico, envolvente, engaiolante e imposible de imitar. O seu nome, dos máis relevantes entre os escritores europeos, levaba anos soando entre os candidatos ao Nobel.
Darío Xohán Cabana faleceu o pasado 17 de novembro á idade de 69 anos. Cultivou diversos xéneros en lingua galega -poesía, novela, relatos curtos e ensaio- e foi un dos grandes tradutores dos clásicos da literatura italiana como Dante, Petrarca ou dos trobadores occitanos. Foi, asemade, membro da Real Academia Galega desde 2006. Unha das súas obras máis coñecidas foi a novela Galván en Saor (1989). Se queres coñecer máis sobre o autor preme aquí, aquí e aquí.
Con 61 anos deixounos o sábado 27 de novembro a escritora madrileña Almudena Grandes, que iniciara a súa carreira literaria en 1989 e que nos últimos anos dedicou o seu organizado e sistemático traballo de historiadora e escritora a unha serie de seis novelas históricas sobre a posguerra da nosa Guerra Civil, nas que dá voz aos perdedores. Deixouna sen rematar, a falta do seu derradeiro Episodio. Publicarase xa póstuma, iso si, outra novela na que traballou ata o final. Recibiu en 2018 o Premio Nacional de Narrativa. Podes ler dela ou sobre ela premendo aquí ou aquí.
O Día das Escritoras é unha iniciativa promovida pola Biblioteca Nacional de España en colaboración coa Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) e coa Asociación Clásicas y Modernas. Desde 2016 búscase reivindicar o labor e o legado das escritoras a través da historia.
Celébrase o luns máis próximo ao 15 de outubro para reivindicar o papel das mulleres no ámbito da literatura, facer visible o seu traballo e combater a discriminación sufrida ao longo da historia.
Rara vez as mulleres aparecían nos manuais de historia da literatura, poucas recibían premios de relevancia e moitas víronse obrigadas a utilizaren pseudónimos masculinos... Hoxe, por fortuna, as cousas empezan a cambiar...
Este ano festéxase a data baixo o lema "Ler as idades da vida". A profesora Marifé Santiago Bolaños é a comisaria esta VI Edición do Día das Escritoras 2021 e tamén responsable dunha escolla de textos que podedes consultar premendo aquí. Asemade, as Bibliotecas Escolares galegas ofrecen unha selección de textos de escritoras galegas que podedes consultar aquí.
No vestíbulo do centro tendes unha exposición temporal de obras de escritoras en galego e castelán e a biblioteca Ramiro Fonte do noso centro conta tamén cunha decoración especial ao fío desta data.
En vésperas dun novo curso escolar, non queremos deixar de recordar este aniversario do nacemento dunha escritora que quixo pasar desapercibida pero que debemos recordar sempre na nosa historia literaria pola importancia da súa obra, especialmente sorprendente no caso da súa primeira novela, Nada, coa que conquistou o premio Nadal na súa primeira edición do ano 1944. Poucos anos antes fora discípula no instituto das Canarias de Consuelo Burell, muller decisiva na súa vida, e que logo sería profesora no IES Santa Irene de Vigo entre 1942 e 1961, ata o seu traslado ao Instituto de Segovia, onde se xubilou.
Convidámosvos a abrir boca neste 2021-2022 con este breve fragmento da primeira novela de Carmen Laforet, no que Andrea, trasunto da autora, chega con grandes expectativas a Barcelona, a hospedarse na casa familiar na rúa Aribau (onde a autora nacera):
"Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie.
Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran Estación de Francia y los grupos que estaban esperando el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso.
El olor especial, el gran rumor de la gente, las luces siempre tristes, tenían para mí un gran encanto, ya que envolvía todas mis impresiones en la maravilla de haber llegado por fin a una ciudad grande, adorada en mis sueños por desconocida […].
Un aire marino, pesado y fresco, entró en mis pulmones con la primera sensación confusa de la ciudad: una masa de casas dormidas, de establecimientos cerrados, de faroles como centinelas borrachos de soledad. Una respiración grande, dificultosa, venía con el cuchicheo de la madrugada. Muy cerca, a mi espalda, enfrente de las callejuelas misteriosas que conducen al Borne, sobre mi corazón excitado, estaba el mar."
[Carmen LAFORET, Nada, 1945]