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Novembro 22

MARIPOSA EN CENIZAS

Hoy te escribo, Señor, y te pregunto
por la escondida luna de mi muerte;
por sus manos de hielos afilados
como agujas que cosen telarañas;
por esa muerte mía, sólo mía,
que aún no está madura por tus campos.

Tú, Dios, para matarme,
para volverme a
Ti y a la sombría
cuna de donde vine, has de abrasar mis alas
y desatarme en nube pálida de ceniza
y aplastarme en la luz última de una tarde.

Y yo he de bailar,
con mi vestido gris de polvo y niebla,
frente al cielo amarillo y el sol frío,
sobre tus rosas y arrayanes muertos,
arrastrando mis alas desgarradas
igual que un breve cisne de las flores.

Y te pondré en la mano
dos lágrimas de luz y sal, como un pequeño
quejido por mis alas ardidas ya y cenizas
desde que me las diste un octubre lejano.

Cuando tuvo mi nombre un lugar en el aire
y me llamaron «Julia» para hacerme más sitio.

Julia Uceda  (Sevilla, 1925),  
in Mariposa en cenizas  (1959)
https://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/2017.antologia.julia_.uceda_.pdf, páx. 26



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