Outubro 2014
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El maldito péndulo de Foucault de Marc Boada |
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| Cando non entende algo, Max Picard ponse nervioso e non para ata que alguén llo explica. Iso é o que está a pasar agora mesmo mentres contempla o péndulo de Foucault. Din que non se para nunca... Como é posible? E por si iso fora pouco, un home misterioso e barrigudo dille que este péndulo é a demostración mais bonita de que a Terra xira sobre si mesma. Estupendo, agora xa ten dous misterios por resolver. Max, o seu primo Roger e a súa amiga Helena veranse nunha aventura alucinante na que terán que investigar moito para alcanzar o seu obxectivo. Ao final, Max sacará unhas notas fantásticas en Coñecemento do Medio. O autor Marc Boada é un divulgador científico e inventor catalán, que une as súas capacidades científicas coa paixón pola escultura. Colabora con múltiples medios de comunicación. |
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| -Hola, Elena -refunfuñé, a la vez que me notaba la nuca muy caliente. -Hola, científico marginaaado -y lo dijo arrastrando la palabra para incordiarme más-.¿Estás estudiando cómo destruir el planeta? La miré a los ojos, sin decir nada. -Vale, ¿qué te pasa, Max? Elena era mi mejor amiga porque, cuando dejaba de arrearme pescozones, podíamos hablar de cualquier cosa, y tenía respuestas para todo, porque se pasaba la vida leyendo. Me habían dicho que podía tragarse mil páginas en un día y después contestar cualquier pregunta. Era una enciclopedia ambulante, aunque sus libros preferidos eran las novelas con argumentos muy retorcidos y personajes torturados. Llevaba unas gafas muy gordas, pero nadie se atrevía a reirse porque además de una cultura bestial tenía una fuerza extraordinaria, con la que repartía unos mamporrazos temibles. De hecho, la colleja que me había dado se podía considerar una tierna muestra de afecto. -Te voy a contar el máas pequeño de mis problemas. He construido unos péndulos que funcionan juntos, al mismo tiempo. Pero al cabo de pocos segundos de oscilación, chocan entre ellos, ¡no hay manera de que sigan siempre la misma trayectoria! Estoy desesperado... |
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Max Picard. 
