IBÁÑEZ CABARÉ. TEATRO DAS MANIOTAS.

Cuando las familias nos entregan a sus hijos para para su formación nos hacen custodios de su confianza, nos otorgan una enorme responsabilidad. Cuando lo hacen para participar en una actividad fuera del curriculum ordinario esa confianza en nuestro saber hacer se ve ampliamente incrementada.

 

     Ayer tuvimos la enorme suerte de asistir a una magnífica representación teatral de nuestros alumnos. Fue un orgullo y surgió una emoción incontenible al ver a todos ellos haciéndose con la escena, moviéndose con soltura y seguridad en sí mismos y disfrutando de ello.

¿Se puede pedir más?

Pero, ¿nos hemos parado a reflexionar todo lo que hay detrás de tan magnífico logro?

Todos han tenido que superar sus miedos, sus inhibiciones, han tenido que estudiar y memorizar sus respectivos papeles, aprender a vocalizar de forma correcta, a impostar sus voces adolescentes, a mover sus cuerpos con gracia y armonía, a no tener miedo al ridículo ni a lo que digan el resto de sus compañeros. Han aprendido a respetarse, cohesionarse como grupo. Todo ello, en el mundo que les ha tocado desarrollarse como personas libres y seguras, no es nada fácil; los adultos lo sabemos bien. Tan solo cabe decir que han sido muy valientes y entusiastas.

     Nada de esto hubiera sido posible si no hubiera detrás una persona que creyera que era posible. Una persona que ha entregado su esfuerzo, coraje, saber hacer y empeño en extraer lo mejor de todos y cada uno de ellos. Una persona de la que me enorgullezco de llamar compañera, que con su apasionamiento y vehemencia ha trabajado sin desmayo en aquello que cree y nos ha contagiado a todos para hacernos partícipes de su éxito.

Gracias Loly por hacer de la formación no reglada un desarrollo más completo e integral de nuestros alumnos.

Con mi respeto y admiración.

Lidia