Punto Laranxa contra o acoso escolar

Premios do concurso de relato curto 2014

O día 24 de febreiro celebrouse no salón de actos a entrega dos premios do concurso de relato curto que organizou a biblioteca. O primeiro premio foi para o relato "Amor, maldita palabra" do estudante do ciclo medio de Atención a persoas en situación de dependencia, Uxío Caaveiro González. O segundo premio foi para o relato "14 de febrero" da estudante do mesmo ciclo, Asís Lamas Díaz.

O xurado estivo formado polos profesores/as, Alicia del Río López, Julio C. Betegón Castelo e Victoria Mosquera López.

1º PREMIO: AMOR MALDITA PALABRA

Sentía morrer. Aquela sensación non podía ser nada bo; as bágoas percorrían incansables as súas meixelas sen motivo aparente. Sentía unha dor xorda no peito que lle impedía case respirar. E todo pola ausencia dun home que nunca estivo realmente.

Non se estremece ao recordar unha caricia senón que se aferra fortemente a si mesma e treme.

O sabor dos seus beizos … Non recorda o sabor dos seus beizos. Maldita dor, unha dor por unha ausencia que sempre viviu e aceptou e que agora parece doer incluso máis que aqueles golpes que …

Sempre viu o branco de cor negra e o negro de cor branca porque así se lle impuxo  como impostas eran as respostas que daba; e cando non eran o que se lle impoñía entón agarrábase fortemente a si mesma, como agora cando recorda as súas caricias.

Non pode ser bo o que está sentindo; son moito máis numerosos os malos recordos que os bos. Aínda así só recorda aqueles intres de amor. –“Amor maldita palabra”- Repite incesantemente. ¿Como se pode amar a alguén que impón a súa vontade? Alguén con quen o mellor momento compartido é a ausencia; alguén que asusta cando chega.

Amor maldita palabra, xurde da nada e non pregunta se pode pasar, simplemente pasa e queda; non recibes sempre que das e nunca escolles de quen te namoras; das sen pedir, e sentes de máis e ves de menos, e dóeche o bo e perdoas o malo e un bo día sentes unha dor no peito que te afoga. Amor maldita palabra. Pois se foi amor non sempre o amor son sorrisos nin tenras palabras, nin ledicia a cada intre, tamén pode ser dor, sufrimento, medo ás veces … Pode ser unha caricia que non che traía bos recordos pero o amor mesmo segue sendo un sentimento que te cega, que te anula ás veces; simplemente o compartes coa persoa equivocada ás veces, pero o sentimento segue sendo o mesmo.

Amor maldita palabra.

2º PREMIO: 14 DE FEBRERO

Mi segundo café, aquí en el “Bohío”, cuando quedo con alguien me gusta esperar, siempre llego con mucho tiempo de antelación. El bueno de Braulio siempre tiene una sonrisa y una pasta para mí. Tantas tardes en esta misma mesa, en el mismo rincón, si fuese alguien famoso, podrían poner un cartel... en esta mesa se sentaba Elvira...

Hoy no es un día cualquiera, no es uno más. Ahora me siento viva, ¿quién me lo iba a decir hace unos meses?, 15 exactamente, casi 16, los cuento como si de una condena se tratase. Aún recuerdo aquella sensación... durante un tiempo me abrasó las entrañas, aquel dolor, aquel “no valgo para nada”, aquellas fotos, aquellas negaciones de lo evidente, aquellos insultos, aquel sentido de culpabilidad, aquellas noches sin poder dormir, aquellos llantos nocturnos (para que Carlos y Julia no notasen nada), aquel sentimiento de frustración, de decepción. La gente que te rodea te dice que era lo mejor, ¿lo mejor?, cómo va a ser lo mejor sufrir tanto por alguien?, después de tantos años de convivencia, de problemas, de risas, de llantos, de dos hijos en común... Nadie se merece todo eso para darse cuenta de algo, “que era lo mejor”. Estaba en un pozo, profundo, sin salida, pero con lo mejor de la convivencia... mis dos hijos. No lo podían entender, no entendían que en todos esos años no sólo había habido discusiones, había habido también unas caricias, una complicidad, una primera vez (y qué primera vez), unas crisis superadas, unas primeras vacaciones en un camping, muchas navidades en familia, un echar números juntos para sus estudios. Todo eso había sido nuestro día a día, no lo entendían porque ellos sí se habían dado cuenta... sabían que la cosa iba mal, jajá jajá, siempre la pareja es la última en enterarse, bueno, y que son muy listos, en eso no se parecen a mí. Cuando tienes mi edad, 58 años (uf, que mal suena), y a punto de jubilarte, piensas que ya está, ya no hay más que hacer en la vida, bueno sí, como dice mi amiga Carmen, puedo ir a talleres de bolillos, de corte, allí en la Asociación de vecinos. Parece mentira que me conozca tan poco, a ella le gusta, es más, para ella es casi algo “extremo”, el salir de casa sin su cari, es tremenda!!!! Mis gustos son otros, prefiero el ejercicio, el aire libre, y eso precisamente era lo que necesitaba ¡Aireeee!. Llegué a pensar que me podía presentar para las olimpiadas... tantos kilómetros al día. Me planteaba cada día una meta, hoy.... hasta este barrio, mañana hasta este otro, mientras pensaba en lo que me estaba pasando... más aceleraba (y más juraba en hebreo). Ya había dado varias vueltas a la ciudad, la ansiedad se me pasaba, pero el cansancio..., cómo me dolía todo.

Cómo pasa el tiempo, aquí con mis pensamientos, y con esta sonrisa bobalicona que se me pone, jajajaja, y ya van a dar las seis. Ya voy por el tercer café, no sé si voy a poder dormir esta noche, aunque en realidad es lo que espero, dormir poco. Ya no creo que tarde en venir, es siempre muy puntual. Me entra la risa cuando pienso en Carmen, en la cara que puso cuando se lo conté. Me dijo que estaba loca, que no sabía dónde me metía, pero es mi amiga y me veía feliz. Los niños (mis niños) me animaron, sobre todo Julia, siempre he intentado educarlos para que tuviesen una mente abierta, en realidad, para que fuesen buenas personas, y me han demostrado que lo he hecho bien.

 

Aún no me puedo creer que se hubiese fijado en mí, bueno sí, porque hay que reconocer que yo era la única en el gimnasio que llevaba un chándal de mercadillo, una camiseta tres tallas más grande y unas deportivas de 8 €, lo difícil era no fijarse. No me acuerdo cuando empecé a reírme con él, puede que fuese cuando se me había acercado para ver cómo me iba con la cinta, y de lo nerviosa que me puse le di demasiada velocidad, la caída fue sonora, y qué decir de la hinchazón. Sí, fue a raíz de aquello, seguro. No me acuerdo cuando empecé a pensar en él de una manera inconsciente, ya no me importaban ni mis pintas, ni que los cuatro pelos que tengo se me pegasen con el sudor, ni ponerme colorada con el esfuerzo, si con todo esto tenía ganas de bromear conmigo, e insistía en quedar para tomar algo... cuando me viese de peluquería ¡alucinaría!. Pero no alucinó, me miraba con la misma mirada que en el gimnasio, con la misma sonrisa, no le importaba mi aspecto (he decir que no estoy nada mal). Ni ese primer día, ni los siguientes. Cada día había más confianza, yo sabía que en algún momento pasaríamos a algo más. ¡Qué miedo me daba ese momento!!!, más bien pánico. Mi cuerpo ya no era el de aquella primera vez de hace tantísimos años... Cuando llegó el momento, no importó. Me convertí en emperatriz, en la reina del Nilo, en una mujer hermosísima, en una actriz de Hollywood... aunque siguiese siendo Elvira la de los 58 años y cuatro pelos en la cabeza. Ya lo veo, está bajando del coche, qué guapo viene. Intenta disimular el gran ramo de flores que lleva en la espalda. No ha habido promesas ni planes, sólo nos dejamos llevar. Es la primera vez en mi vida (sin contar la flor de plastilina que Pablito me dio en el cole con 6 años) que alguien me regala algo en San Valentín.

 

La Voz de Galicia, 25.02.2014

Powered by Drupal - Design by artinet