Teatro: Los tres deseos
En el escenario hay una mesa, y dos sillas. Sobre la mesa se ven dos platos vacíos.
MARIDO: - ¿Qué hay hoy para cenar?
ESPOSA: - Como somos tan pobres hoy no he encontrado en la despensa mas que dos garbanzos uno para ti y otro para mi.
MARIDO: - Pues vamos progresando porque ayer solo comimos dos lentejas.
ESPOSA: - Si ten cuidado no te vayas a atragantar.
MARIDO: - No. La voy a partir en tres trocitos para saborearlo mejor.
ESPOSA: - ¿Sabes lo que te digo?
MARIDO: - ¿Qué me dices?
ESPOSA: - Que encuentro el garbanzo un poco duro.
MARIDO: - Pues yo te digo que encuentro el garbanzo un poco soso. Dame la sal.
ESPOSA: - No tenemos. Se nos acabó ayer.
MARIDO: - ¡Pues si que...! Pues entonces dame la pimienta, le pondré un poco.
ESPOSA: - Toma échale una poquita, que pica mucho.
NARRADOR: - Sucedió que al ir a echar la pimienta salio del bote de la pimienta un genio.
GENIO: - Cataplín, cataplán soy el genio de la sal.
ESPOSA: - ¡Que susto nos has dado! Por poco se nos corta la digestión. Y si eres el genio de la sal ¿Qué haces metido en el bote de la pimienta?
GENIO: - Es que me metió allí un hechicero muy malo. Llevo ahí muchos años porque como a vosotros no os gusta la pimienta.
MARIDO: - Es que pica mucho. Hoy como no teníamos sal por eso hemos abierto el bote de la pimienta.
GENIO: - Yo quiero deciros que puesto que me habéis sacado del bote de la pimienta en donde me había encerrado un hechicero malo ahora como premio os voy a conceder tres deseos. Un deseo para cada uno de vosotros y el tercero lo pedís de acuerdo entre los dos.
ESPOSA: - ¡Ya lo tengo! Pues a mi lo que más me gustaría es tener un chorizo para cenar.
GENIO: - ¡Cataplín, cataplán! Deseo concedido. Aquí tienes tu chorizo .
MARIDO: - ¡Mira que eres tonta! Has desperdiciado tu primer deseo pidiendo una simple chorizo. Con la de cosas buenas que podías haber elegido. Te mereces que se te quede pegada el chorizo en la nariz. Si eso es lo que desearía.
GENIO: - ¡Cataplín, cataplán! Deseo concedido. Choizo pegada en la nariz. (El genio le coloca el chorizo en la nariz)
ESPOSA: - ¡Socorro, socorro! (Hace como que quiere quitarse el chorizo de la nariz y no puede) ¡Quitarme esto de aquí!.
MARIDO: - Espera que te lo corto con unas tijeras. (Hace como si se la cortara con las tijeras)
ESPOSA: - Para, para, que me duele mucho el chorizo. ¡Ay que dolor tan grande! Es como si me cortaras un dedo.
MARIDO: - Vamos a probar tirando fuerte. (Hace como que tira muy fuerte pero tampoco puede)
ESPOSA: - ¡Ay! No tires que me descoyuntas todos los huesos.
GENIO: - Es imposible que lo intentéis. La única forma que hay de que se te quite el chorizo de la nariz es usar vuestro tercer deseo. Y para que os conceda ese deseo debéis poneros de acuerdo los dos. Ya lo sabéis.
ESPOSA: - Yo lo único que quiero es que se me quite el chorizo de la nariz.
MARIDO: - Mira mujer no podemos desperdiciar el último deseo. Piénsalo bien es la oportunidad de hacernos ricos.
ESPOSA: - Y ¿qué hago yo con el chorizo siempre pegado en la nariz? ¿Te parece bonito que yo vaya así por la calle y toda la gente se ría de mí?
MARIDO: - Te pones un calcetín o una fundita y así no se te ve tanto y no se te enfría.
ESPOSA: - Que no quiero tener el chorizo pegado aquí siempre.
MARIDO: - Mira y si...
ESPOSA: - No.
MARIDO: - Mujer pero si...
ESPOSA: - Te he dicho que no.
MARIDO: - Pero verás...
ESPOSA: - No, no y no.
MARIDO: - Bueno pues acepto que se te quite el chorizo de la nariz.
GENIO: - Cataplín, cataplán. Deseo concedido el chorizo despegado está. (Le quita el chorizo y lo pone sobre el plato)
Ahí la tenéis ya os lo podéis comer.
ESPOSA: - Pues ahora no lo quiero, después de este disgusto ya no quiero comer nunca chorizo.
MARIDO: - Sí será mejor que sigamos comiendo nuestro garbanzo. Nos está bien empleado hemos desaprovechado la mejor oportunidad que hemos tenido para salir de la pobreza.
GENIO: - Espero que hayáis aprendido la lección