Miles de gotas por su espalda
hacen que su olor sea envolvente
miles de noches de mendigo
hicieron su mirada transparente,
y esos niños corriendo por la calle
esas madres con demasiados hijos...
¡ya no quedan palabras para hablarles!
solo adiós, les dije antes de irnos,
prisionera del viento está su risa
camuflada en el ruido portuario
el mar los acuna con su brisa
a su lado vive un pájaro muerto,
¡hay mi Dios! Que todo lo perdonas
¡perdóname por no llorar por ellos!
me indigna, me conmueve, me enamora
la mirada de esos niños tan pequeños,
tan blancos y tan negros
tan negros y tan blancos
negros, si los miramos de lejos
blancos, si los sentimos al lado,
negra piel, curtida por los años
alma blanca, rescatada de sus antepasados
mirada perdida en la nada
y en esa mirada vive tu alma.
Paki Espiño,
Mombasa, Kenya, 2019