Me quedo vizca de tanto reír y es que tiene gracia la cosa, o sea, se pide, practicamente se exije que una mujer en plena madurez tenga buen tipo, (aunque hayas parido cinco hijos) sepas ser un bonito florero cuando te pongan en exposición y parezcas tres veces mas interesante que cuando paseabas los veinte años, con tu trasero bien prieto y lay de la gravedad no conocía tus pechos. Y eso lo demandan esas medias naranjas agrias que te acompañaron en el largo camino sin paracaídas, con sus donaciones de pelo perpetuo, sus barrigas cerveceras y ese ojo crítico que no usan en el reflejo de su espejo. Y no doy nombres que ya todos nos conocemos!!!
Mano Figueira, 2019
