Vera Cooper Rubin nació en Filadelfia (EE.UU.) el 23 de julio de 1928, fue una astrónoma estadounidense, pionera en la medición de la rotación de las estrellas dentro de una galaxia. Sus mediciones confirmaron que las curvas de rotación galáctica se mantienen planas.
Como muchos de los grandes genios, ya desde pequeña mostró un gran interés por las estrellas, quizá estimulado por el trabajo de su padre, un ingeniero eléctrico dedicado a construir telescopios. En 1948 se graduó en astronomía en la Universidad de Vassar, tras lo cual intentó inscribirse en la Universidad de Princeton; pero no lo consiguió, pues en esa universidad no se permitió hasta el año 1975 que las mujeres accedieran a los estudios de posgrado en astronomía.
Como alternativa, solicitó ser admitida en la Universidad de Cornell, donde cursó un Master en Física y donde se doctoró en la Universidad con una tesis que señalaba que las galaxias no se distribuían al azar sino que formaban grandes cúmulos. En 1965 consiguió un puesto en el Departamento de Magnetismo Terrestre del Instituto Carnegie de Washington. En 1974, Rubin descubrió que las estrellas en los bordes de las galaxias se movían más rápido de lo esperado.
Rubin afirmaba que más del 50% de la masa de las galaxias estaba formada por un halo de materia oscura, y sus resultados fueron presentados a la Sociedad Astronómica Estadounidense en 1975. Gracias a esto se descubrió que, en realidad, el 90% de la masa de las galaxias es materia oscura. Actualmente, se conoce que el 27% del universo está formado por esta materia invisible, y solo un 5% por materia visible.
Vera Rubin fue galardonada en 1993 con la Medalla Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la más alta distinción a la ciencia que otorga el congreso de EE.UU.
Murió en Princeton (New Jersey) el 25 de diciembre de 2016, antes de recibir el Nobel de Física, premio que según los expertos predecían, sería para ella.
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