4. Pintura: JURAMENTO DE LOS HORACIOS



Identificación/clasificación: Lienzo realizado por David en 1784-85. Museo del Louvre. Estilo neoclásico.

Descripción:
Roma y Alba eran dos poblaciones próximas. Los habitantes de ambos enclaves se relacionaban, unos se casaban con otros, se creaban familias, se juntaban en las fiestas. Pero resultó que en el año 669 a. C. acabaron enfrentadas las dos ciudades, de tal manera que llegaron a la guerra. Para acabar con el conflicto se acuerda organizar un combate a muerte entre tres luchadores de Roma contra tres de Alba, y así la guerra la ganaría el grupo que consiguiera la victoria. Por Roma son elegidos tres luchadores que son los tres hermanos Horacios, por Alba tres Curiacios. Pero resulta que una hermana de los Horacios, Camila, está prometida a un Curiacio, y una hermana de los Curiacios, Sabina, está casada con un Horacio. Ya tenemos la tragedia servida. Finalmente ganó uno de los hermanos Horacios, todos los demás murieron.
En el cuadro se refleja el momento en el que los tres hermanos Horacios prestan juramento ante su padre de cumplir con su deber hasta la muerte. Están realizando el saludo romano, consistente en extender el brazo, con la palma hacia abajo. El padre sostiene las espadas de sus hijos, y los exhorta a cumplir con su deber a pesar de sus sentimientos como padre. Las mujeres, a la derecha del cuadro, lloran y se lamentan, saben que perderán a sus hermanos, marido y prometido.

Análisis formal:

La técnica es el óleo de factura muy lisa, sin que se aprecie la pincelada suelta tan habitual en el Barroco.

Composición muy rigurosa, dividida en tres grupos perfectamente equilibrados que se refuerza con la arquitectura del segundo plano, incluyendo cada grupo dentro de un arco.

Podríamos, por otra parte, hablar de una composición piramidal cuyo vértice superior coincidiría con el tema básico, las espadas.

Todo nos habla de una voluntad de equilibrio que nos podría recordar al Renacimiento, alejándose por completo del dinamismo Barroco.

Línea y color. Predomina la primera sobre el segundo, en un nuevo intento de alejarse de la pintura visual del arte barroco. Las figuras se perfilan con toda nitidez sobre el fondo oscuro y vacío, dándoles una apariencia escultórica, como si nos encontráramos ante un relieve. Existe una voluntad de detalle (ver anatomías o vestimentas), así como un fuerte interés por las texturas.

En cuanto a los colores, se intenta buscar un equilibrio (al modo clásico) entre cálidos y fríos, sin crear focos determinados.

La luz proviene desde la zona izquierda, reforzando los volúmenes, y de esta manera, su sensación escultórica (muy visible en los paños). Se rehuye de los contrastes excesivos que hagan perder claridad a la escena, contentándose con el fondo oscuro que más que dar emoción a la escena, la cierra en profundidad, colocándonos sobre el primer plano.

La perspectiva es lineal y remarcada por las líneas de fuga de los baldosines. Las arquitecturas del fondo, unidas a las sombras bien remarcadas, crean un espacio casi teatral en donde actúan los personajes, sin que existan detalles o decoraciones que nos puedan distraer. (El espacio es un puro escenario neutro, vacío, ya muy lejano de los ambientes dinámicos y emocionales del Barroco).

Unida a la composición, la perspectiva crea un eje de fuga en la zona central, lo cual contribuye al equilibrio antes citado.

Los personajes adoptan posturas teatrales, algo grandilocuentes, lo cual sería explicable si pensamos en el carácter moralizante del lienzo. Sus gestos son rotundos (en los hombres, decididos por la patria), mientras que en las mujeres podemos observar posturas más curvilíneas y melancólicas que nos traen a la memoria el mundo de los sentimientos.

En todas las figuras encontramos una evidente idealización. Más que personas reales, parecen actores que encarnan determinados arquetipos o ideas, siendo más importante el grupo que cada una de las individualidades (las mujeres, por ejemplo, más que mujeres individuales, son la representación de la tristeza, al igual que los Horacios lo son de la determinación y el sacrificio a favor de unos ideales).

Sus modelos, más que la realidad (como era típico en lo Barroco), los deberíamos buscar en las esculturas clásicas.

Significado:
Tema muy representativo del estilo neoclásico.
El cuadro trata sobre la virtud cívica y el heroísmo, que se antepone al sentimiento y el dolor. El conflicto se desarrolla entre el deber civil (defender la patria) y los sentimientos (hacerlo a costa de enfrentarse con su propia familia), siendo los hombres partidarios del primero, mientras las mujeres parecen vencidas por los sentimientos.
Este cuadro fue un encargo que realizó el rey Luis XIV a David, para recalcar la lealtad debida al Estado y en concreto a la Monarquía. Pero en aquellos tiempos próximos a la Revolución Francesa, realmente resultó ser una exaltación de patriotismo contra sus corruptos patrocinadores.