ROMANTICISMO

Sitio: Aula Virtual do IES Afonso X O Sabio
Curso: 4ºESO 2014-2015
Libro: ROMANTICISMO
Impreso por: Usuario convidado
Data: domingo, 20 de outubro de 2024, 3:41 AM

Descrición

A BALSA DA MEDUSA


LA MARSELLESA

LA MARSELLESA

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La obra cumbre de Rude es este altorrelieve que adorna, como otras obras de Cortot y Antoine Etex, el Arco de L'Etoile. Su fuerza plástica lo ha convertido en el más exquisito emblema de la Revolución francesa, a cuyos ideales se mantuvo fiel este bonapartista y republicano convencido. El genio de la libertad arenga con la espada desenvainada y conduce a un grupo de revolucionarios ataviados como soldados romanos o representados por jóvenes desnudos heroicos. Gustav Pauli identificó esta escultura con una canción de guerra en piedra, comparable a la Marsellesa. Su composición apretada, superposiciones y eje diagonal rompen con las composiciones clasicistas en favor de un ritmo formal impetuoso.

Fuente: artehistoria

Representa a los patriotas franceses que lucharon de 1792 en la revolución contra Prusia y Austria. En algunos aspectos hay evidentes rasgos de clasicismo en la composición, el tratamiento que se da a la figuras con sus actitudes exageradas y dramáticas la vinculan con la escultura griega postclásica o helenística. La composición se sustenta en un punto central que representa a la diosa Belona y no deja de tener conexiones con la figura femenina que enarbola la bandera en el conocido cuadro de Delacroix “La libertad guiando al pueblo” pintado como recordatorio a la Revolución de 1830.

LA BALSA DE LA MEDUSA

LA BALSA DA MEDUSA

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La historia del barco francés "Medusa" fue uno de los sucesos más espeluznantes de Francia. El barco naufragó frente a las costas africanas y un pequeño grupo de los pasajeros sobrevivió gracias a una balsa. En mitad del mar, un barco de la marina francesa avistó a los náufragos pero no los recogió. Los supervivientes fueron presas del hambre, la sed, la insolación y las enfermedades. Murieron muchos y el resto sobrevivió comiendo los restos de los cadáveres. Finalmente, un carguero los encontró y devolvió a Francia. Su historia fue censurada por el gobierno, que impidió que se conociera en la prensa. Géricault realizó este cuadro para dar a conocer el hecho, y tras dos años en que se prohibió que lo expusiera la público, finalmente se ofreció al Salón Oficial y causó un tremendo escándalo social. Géricault planteó un cuadro de casi cinco metros de alto y más de siete metros de ancho. Hizo numerosos bocetos y estudios previos sobre cadáveres y restos humanos sacados de cementerios y ejecuciones públicas. La escena recoge el momento en que los náufragos avistan la fragata que no los recogerá. Los personajes componen toda una galería de las expresiones posibles, desde la desesperación más absoluta del anciano que da la espalda al barco, pasando por los primeros atisbos de la esperanza hasta llegar al entusiasmo desbordado de los hombres que agitan sus camisas al horizonte. La visión es completamente dantesca, con la balsa medio deshecha por el oleaje, los cuerpos de los muertos, putrefactos, mutilados, desperdigados por la balsa... Como dato curioso señalaremos que el joven hombre muerto que sostiene el anciano del manto rojo es el retrato de Delacroix, íntimo amigo de Géricault. A su vez, Delacroix le correspondió retratando a Géricault como uno de los muertos en el infierno que cruza su Barca de Dante. La Balsa de la Medusa fue el cuadro insignia del movimiento romántico francés, por su tono apasionado y tétrico, con el hombre desconocido como protagonista absoluto de la historia.

Fuente: Artehistoria


MATANZA DE SCIO

MATANZA DE SCIO

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Delacroix, como hombre de su tiempo, sintió una gran atracción hacia la guerra de liberación que enfrentó a Grecia con el Imperio turco. En varias ocasiones representó asuntos con esta temática, destacando la Masacre de Quíos, obra en la que se recuerda el ataque de diez mil hombres enviados por el Sultán a la isla de Quíos como represalia contra un ataque independentista griego en 1822. Más de 20.000 personas fallecieron, convirtiendo en esclavos a las mujeres y los niños que sobrevivieron a la matanza. Impresionado por este episodio de la reciente historia griega Delacroix realizó este gran lienzo, que presentó al Salón de 1824, considerándose como el Segundo Manifiesto del Romanticismo. Con esta imagen se pretendía invocar en el espectador la causa de la libertad. La obra es una clara muestra de romanticismo pictórico al encontrarnos con una composición totalmente en movimiento, en la que los ecos de Rubens son significativos al aparecer las figuras en marcados escorzos, incluso vemos a uno de los militares turcos a caballo. La expresividad del conjunto se sitúa por encima de intereses cromáticos o lumínicos, a pesar de que éstos no pasan desapercibidos. El interés por los detalles se aprecia claramente en la calidad de las telas o el "bodegón" de joyas que encontramos en primer plano. Pero lo más efectista serán los rostros de los vencidos contrastando con la altivez del turco vencedor que rapta a la joven desnuda, excepcional figura con la que se anticipa a la Muerte de Sardanápalo.

Fuente: Artehistoria