MUJER SUJETO
Soy las manos que teclean
el pensamiento reproducido en una idea,
un verso, un poema.
La que mancha el papel,
la que escribe el libro.
Cuento, enseño, me equivoco, aprendo.
Soy sujeto.
No recibiré la acción de otros
cayendo sobre todas mis definiciones.
No me aplastará el sentido retórico
de las preguntas cuya respuesta
alguien presupone que debo ofrecer.
No recaerá sobre mí
la intención de quien me quiere.
No venderé mis sueños
ni me alejaré de mi camino
por seguir la estela de lo que cabía esperar.
Subordinada, única y exclusivamente,
a mi propia acción verbal.
Soy consciente de sus expectativas
pero solo cumpliré las mías.
Reconozco que una vez soñé con ser
la mujer de la que hablaban los poetas:
la de la pupila azul,
la que vuela,
la del mirar que escribe mundos
en el infinito,
la del cabello al viento,
la de los besos bienvenidos,
aquella que guardaba
los libros en macetas,
o quizá tan solo,
una más entre todas ellas.
Sin embargo, la realidad, la necesidad,
la verdad se impuso ante los sueños.
No soy la inspiradora de poetas.
Soy el oído al que hablan las musas,
La mano que sujeta el lapicero.
Cuento, enseño, me equivoco, aprendo.
Soy sujeto
en esta oración incompleta
que es la vida
y joder,
cuánto me alegro.
La palabra es nuestra
y también el momento.
Andrea Valbuena (Barcelona, 1992)