Libro do mes de novembro 2024
No me cuentes cuentos de Sandra Sabatés
A través de contos populares Sandra Sabatés dá voz a mulleres reais que loitan coas súaspantasmas mentres tratan de reconstruír as súas vidas tras sufrir abusos de todo tipo. Todos os relatos están escritos a partir das informacións que facilitaron as protagonistas á autora. Como as protagonistas dos contos, elas son sobreviventes dunha crúa realidade que se resiste a desaparecer e, á vez, queda a esperanza de que chegue o día en que os monstros só vivan na ficción. (da presentación editorial)
“(...) ¿Y si nos vamos a los Sanfermines? Caperucita y su amigo se miraron. Realmente, era un planazo.
A los dieciocho, nadie piensa ni planifica mucho. Fui a San Fermín como pude haber ido a otra fiesta. Por fechas, fue la que mejor me pilló: acababa mi primer curso de facultad, mis padres me dejaban ir y… ¿por qué no?
No quedaban muchos días, las vacaciones de ese 2016 estaban ya a la vuelta de la esquina, de manera que improvisarían sobre la marcha. Viajarían en coche: ese sería su hotel para los próximos días, pues iban con poco dinero y sin mucha intención de dormir. Les bastaría con echar los asientos hacia atrás.
Llegaron a Pamplona el seis de julio, sobre las seis y media de la tarde. Tras más de cuatro horas en carretera, estaban deseosos de abandonar el vehículo y estirar un poco las piernas. Aparcaron en el Soto de Lezkairu y fueron andando hasta el centro de la ciudad, engalanada ya de un pomposo ambiente festivo. Hacía unas horas que se había lanzado el tradicional chupinazo al cielo, dando inicio a nueve días de encierros, procesiones y comparsas, en honor al patrón de Navarra. Se dirigieron a la plaza del Castillo que, a esas horas, estaba ya repleta de gente. Y es que, durante los Sanfermines, Pamplona se convierte en el epicentro de España, al que acuden personas de todo el país y turistas procedentes de los puntos más recónditos del planeta, atraídos por una fiesta conocida a nivel internacional.
Caperucita y su amigo conectaron enseguida con un grupo de chicos de Palencia y Castellón con los que compartieron bailes, charlas, risas y alcohol, hasta que, a la una y media de la madrugada, su compañero, agotado tras horas de tensión al volante, anunció su retirada confiando en llegar sereno en unas horas al primer encierro. Ella, sin embargo, no quería despedirse tan pronto: era su primera noche y lo estaba pasando en grande, así que se quedó con el grupo disfrutando del ambiente verbenero. Al rato, descubrió entre la multitud al novio de una compañera de su facultad. Se acercó a saludarlo. Hablaron, bebieron, bailaron y cantaron, pero al darse la vuelta, en un momento de despiste, lo perdió de vista. En cuestión de segundos estaba sola en medio del gentío.
Avanzó entre la muchedumbre, esquivando empujones y gritos, buscando sin éxito al grupo que había conocido esa misma noche. Eran ya algo más de las dos de la madrugada y estaba cansada. Se sentó a reposar en uno de los bancos de la plaza junto a un chico que, como ella, parecía estar tomándose un respiro. Era de Sevilla, le dijo, y había ido a los Sanfermines con cuatro colegas que le fue presentando a medida que se acercaban al banco. Sin duda, él era el Líder de la pandilla. Estuvieron charlando un buen rato mientras Caperucita hacía tiempo, esperando reencontrarse con los muchachos de Palencia y Castellón. Si no conseguía dar pronto con ellos, se marcharía al coche a descansar. Entonces recordó haberse intercambiado el número de teléfono con uno de los chavales. Lo llamó.
—¿Dónde estáis? ¿Qué vais a hacer? —preguntó. A duras penas conseguía oír sus respuestas entre la música y el ruido a su alrededor.
—…vamos a por un bocadillo —creyó entender.
—Vale, pues quedamos después para ir a ver los encierros —concluyó.
Miró el reloj, eran casi las tres de la madrugada. Buena hora para regresar al coche e intentar dormir esas poco más de cuatro horas que quedaban antes de que soltaran al primer toro en la cuesta de Santo Domingo” (pp. 23-26)
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Unha pequena entrevista coa autora: