Presentan la nueva ortografía del español
NUEVAS NORMAS ORTOGRÁFICAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA
El 16 de diciembre de 2010 se presentó en la sede de la Real Academia Española (RAE) en Madrid, la nueva edición de la Ortografía de la lengua española que sustituye a la anterior versión, de 1999. Esta edición tiene un carácter panhispánico, ya que ha sido elaborada por representantes de las 22 academias de la lengua española, y se presentó como un intento de unificar el idioma mediante la coherencia y la simplicidad. La nueva edición viene precedida por la polémica debido a la aparición en numerosas redes sociales de feroces críticas a las correcciones propuestas por la RAE, lo que, en un hecho sin precedentes, ha llevado a los académicos a suavizar algunas de sus propuestas.
Antecedentes y directrices de la nueva edición
La nueva reforma ortográfica de la lengua española comenzó a fraguarse en 2002 durante el Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española en San Juan, Puerto Rico. Sin embargo, no fue hasta 2007, durante el XIII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en Medellín, Colombia, cuando Alfredo Matus Olivier, director de la Academia Chilena de la Lengua, anunció los fundamentos generales de la nueva edición. La nueva ortografía se concibió como una obra actual que explica el mayor número de dudas posibles a los usuarios y que trata de adaptarse al máximo a la Nueva gramática de la lengua española publicada en 2009.
La coordinación y la redacción de la obra recayeron, respectivamente, en el académico español Salvador Gutiérrez Ordóñez y en la filóloga Elena Hernández Gómez, quienes, junto con el Departamento de Español al día de la RAE, estructuraron el contenido de la obra a partir de la recopilación de dudas frecuentes que los usuarios enviaban diariamente al servicio de consultas de la academia. Para reforzar el carácter panhispánico de la obra, los borradores fueron debatidos y revisados por una comisión interacadémica formada por el antiguo director de la RAE, Víctor García de la Concha, el secretario de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) y un académico representante de cada una de las nueve áreas lingüísticas de la lengua española: México; Chile; Centroamérica; Río de la Plata; área andina; Caribe continental; Antillas; Estados Unidos y Filipinas, y España. Finalmente, el texto final se aprobó durante la Feria Internacional del libro celebrada el 28 de noviembre de 2010 en Guadalajara, México.
Novedades ortográficas
En contraste con la edición anterior de 1999, la nueva obra se divide en dos partes: la primera explica el sistema ortográfico del español, mientras que la segunda trata la ortografía de diferentes expresiones o conceptos que plantean dificultades específicas. La nueva edición ofrece además una extensa explicación sobre las bases en las que se fundamenta la ortografía en español y presenta una gran cantidad de ejemplos acompañados de abundantes notas históricas, etimológicas, gramaticales, terminológicas, formativas, de pronunciación y de uso práctico.
Entre las innovaciones ortográficas que aparecen en la obra destacan la desaparición de los símbolos dígrafos “ch” y “ll” del abecedario, que queda reducido a 27 letras. Esta pérdida se debe principalmente a que el alfabeto se compone únicamente de grafemas, signos simples, y no de fonemas, representantes gráficos de un sonido, por lo que estos símbolos no pueden entenderse como letras en sí mismas.
En relación a la nomenclatura de las letras del alfabeto, la academia también propuso unificar los nombres de algunas de ellas, con el fin de otorgar uniformidad a su enseñanza en todo el mundo. De este modo, “v” sería “uve”, “b” sería “be”, y por último la “y” pasaría a denominarse “ye” y no “i griega”. La nueva ortografía explica con detenimiento el origen y fundamentos que determinan el sistema acentual del español. Además, ratifica la desaparición del acento en los demostrativos (“este”, “ese”, “aquel”), en el adverbio solo –que se acentuaba para distinguirlo de su función adjetival–, en palabras como "truhan" y "guion", y en todas las conjunciones.
La nueva normativa elimina el uso de las mayúsculas para profesiones, cargos, leyes y accidentes geográficos, entre otras cuestiones. Además, la nueva gramática dedica íntegramente uno de sus capítulos a la escritura de unidades léxicas. En él se explican las palabras con sufijos y prefijos y las secuencias de palabras que deben escribirse juntas, separadas o con guión en medio. Según la RAE, a partir de ahora, habrá que escribir “exmarido” y “proamericano”.
De la misma forma, para preservar la coherencia y simplicidad del sistema ortográfico, la academia recomienda eliminar la “q” cuando equivale al fonema “k”, por lo que nombres de países como “Iraq” o “Qatar” pasarán a escribirse “Irak” o “Catar”, respectivamente. En resumen, según Víctor García de la Concha, la nueva ortografía “es más sistemática” y pretende “mostrar la base científica que está debajo del lenguaje” de manera que sirva como instrumento para preservar "la unidad del español".
Polémica en las redes sociales
La nueva edición, al igual que las anteriores, es de carácter normativo. Sin embargo, debido a las reacciones y críticas suscitadas por algunos de los cambios ortográficos difundidos por los medios de comunicación, ciertas propuestas se han modificado en la publicación final y se han convertido en simples “recomendaciones”. Entre los puntos más polémicos destaca el cambio de nomenclatura de la “i griega” por “ye”. Este cambio despertó una férrea oposición en numerosas redes sociales como Facebook o Twitter, donde aparecieron grupos y páginas tales como “No queremos que la i griega cambie de nombre” o “Me niego a que la ‘i griega’ pase a llamarse ‘ye’”, que llegó a sobrepasar los setenta y nueve mil seguidores.
A este frente, se unió un gran número de escritores y periodistas, entre los que destacan Juan José Millás o Antonio Colinas, que se declararon contrarios a algunos de estos cambios por considerarlos innecesarios y fruto “una falsa puesta al día”. La RAE, ante el aluvión de críticas, decidió dar marcha atrás en el texto definitivo y optó por considerar ciertos cambios ortográficos como recomendaciones y no como normas de estricto cumplimiento. Se establece así un hecho sin precedentes en la historia de la academia, que nunca antes se había encontrado ante una movilización pública similar en contra de su gestión.
Fuente: enciclopedia digital Planeta Saber