Recuerda aquella vez, Adam Silvera
Cada pilar encargado de sostener la vida de Aaron Soto se ha venido abajo y ahora los escombros no le dejan respirar. Por suerte, Genevieve sigue a su lado, ayudándolo a encontrar el aire que le falta.
Aaron no cree merecer una novia tan maravillosa. Se deja abrazar por ella, por sus palabras y sus sonrisas, mientras juegan a recordar el presente, que duele mucho menos que el pasado.
¿Recuerdas aquella vez en que no habían pasado ni veinticuatro horas y ya necesitaba volver a verte? le diría por teléfono a Genevieve, deseando que volviera del campamento.
¿Recuerdas cuando conocí a Thomas, ese chico que vive obsesionado con el cine y encontrar su lugar en el mundo?
¿Recuerdas el cumpleaños que olvidé felicitarte porque estaba con Thomas en su azotea, viendo Tiburón bajo las estrellas y sintiendo algo extraño en el estómago?
¿Recuerdas las miradas de Brendan, el Niño Freddy y el resto de mis amigos?
¿Recuerdas al instituto Leteo, esa organización capaz de borrar tus peores recuerdos para hacerte nacer de nuevo?
Poco a poco, las piezas de la memoria de Aaron comienzan a resultar difíciles de encajar. Por mucho que duela, por mucho que su corazón se encoja con el recuerdo de mamá encontrando a papá muerto en la bañera, Aaron Soto ha de remover el pasado.
Recuerda aquella vez podría haber sido una historia más sobre la búsqueda de la identidad y los sacrificios necesarios para descubrirse a uno mismo. Sin embargo, Adam Silvera la ha dotado de una ambientación cruda, áspera y que requiere de un estado constante de alerta: el Bronx, Nueva York, en un futuro cercano en el que la tecnología permite acabar con recuerdos de forma selectiva.
Esta honestidad no solo adereza las calles que pisa el protagonista: también empapa cada tema tratado, desde el planteamiento de la felicidad hasta el conflicto que puede llegar a causar la homosexualidad en un ambiente como el de la novela. Silvera muestra la realidad sin tapujos, con una prosa sencilla y coloquial. Sus personajes tampoco tienen pelos en la lengua, sobre todo el variopinto y casi esperpéntico grupo de amigos de Aaron, aunque quizás no se trate del punto fuerte de la novela.
Recuerda aquella vez es una historia dura, dolorosa, llena de incertidumbre, de promesas rotas y, aunque parezca increíble, de una pizca de esperanza. Si le das una oportunidad, ni siquiera el instituto Leteo podrá hacer que la olvides.
Por Nuria Dam