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Saga. Simbología poética de una lucha

Saga. Simbología poética de una lucha

 

La autora de la Saga, Sophia de Mello Breyn Andresen, conoce la biografía, tierras bretonas y obra de Paul Gauguin. Se entusiasma y pone en marcha una narración en cuyo hilo conductor subyace la vida y obra del pintor. 

 

En la novela, el personaje del relato no obedece la orden de su padre de quedarse en tierra. El hijo abandona a su familia y se enrola en un barco para conocer otros horizontes.

 

Este hecho de desobediencia, es tan importante que será toda su vida el pecado a redimir.

 

También Gauguin se embarcó como marino mercante y estuvo en la Armada recorriendo mundo, y su deseo de recorrer otras tierras fue constante.

 

Otra casualidad, es que los dos personajes (el real y el de ficción) van a encontrar un protector legal y llegarán a ser acomodados burgueses. Se casarán y tendrán varios hijos, pero sin perder el sueño de seguir buscando nuevas vivencias ancestrales y otras formas de vida.

 

También en ambos, las ideas profundas del bien y el mal, recibidas en el núcleo familiar hacen mella. "El no obedecer al padre y no poder volver a casa", convierte que todo lo que consigue no sea importante.

 

La autora de la novela, aprovecha la libertad y fuerza del personaje en el recorrido por otros mundos, y nos lleva a mares, puertos, gentes nativas y tierras incomparables en matices y personajes bien delimitados. Su forma de descripción puede ser comparativa al fauvismo utilizado en el cuadro del pintor " Después del sermón", donde nos presenta a unas mujeres bretonas, en un campo rojo, imaginándose el tema bíblico que acaban de escuchar al cura: la lucha entre el ángel y Jacob, donde Dios le dice a Jacob " vuelve a la tierra de tu padre", que es la obsesión del protagonista.

 

Jacob lucha toda la noche para conseguir el perdón divino por los errores pasados. De la misma manera el pintor del color amarillo (utilizado en su Cristo) lucha por volver a la Fe. Y nuestro protagonista por el perdón de su padre y la vuelta a casa.

 

Más coincidencias, el ángel va vestido de "azul ultramar" con distintos grados de luminosidad como los "adjetivos" utilizados por la novelista en el mar y la noche.

 

Otro símbolo es el árbol caído en diagonal, es un manzano; en la Biblia el árbol de Adán y Eva con el fruto del bien y el mal. 

 

La narración igual que la pintura de Gauguin, radica en la descripción de zonas amplias con colores puros encerrados como vidrieras y donde los personajes son figuras rústicas muy nítidas.

 

El vocabulario y los recursos literarios, al igual que los colores fauvistas, adquieren gran intensidad poética, tan inherente a la autora, donde la imaginación, la fuerza y la libertad son la esencia de estas obras. 

 

Si en las pinturas tahitianas de los Mares del Sur, Gauguin rinde homenaje a los isleños como seres libres y acogedores, aquí en la Saga, Sophia de Mello rinde homenaje a su pueblo portugués.

 

 

 

Leonor.

 

 

 



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