Había una vez una cigüeña llamada Kira y un pingüino llamado Diego que eran amigos. Se conocieron en el polo Norte, cuando Kira un día iba con su familia migrando al sur y se distrajo con un baile de peces multicolores.
Cuando se dio cuenta, su familia y sus amigos ya no estaban. Se puso triste y empezó a llorar porque pensó que más nunca los vería. En eso llegó Diego y le preguntó qué le pasaba y Kira le contó. Diego le dijo que no se preocupara, que él le marcaría en un hielo las coordenadas del sur.
En eso comenzó a llover y a caer mucha agüita y para que Kira no se enfermara, Diego le ofreció un paragüitas que había dejado olvidado un ser humano en el agua. Kira le agradeció su ayuda y cuando dejó de llover se fue siguiendo las coordenadas que le dio Diego.
Juan Diego Rojas